Triste record chileno

Tres de cada cuatro niños han sufrido o sufren maltrato infantil en chile y esto se expande a todos los estratos socioeconomicos segun la UNICEF.Esto en los ultimos doce años

miércoles, 16 de junio de 2010

¿Que es maltrato infantil?


¿Que es maltrato infantil? maltrato físico: toda agresión que puede o no tener resultado una lesión física, castigo único o repetido con magnitudes y características variables. Ej.: cachetadas, tirones de pelo, zamarreo hasta formas mas graves como golpear con puños, pies, objetos, etc. maltrato emocional: hostigamiento verbal por medio de insultos, críticas, descréditos, ridiculizaciones, indiferencia, rechazo al niño o niña. Ej.: gritar, castigar, insultar o no hablar por períodos largos a sus hijos. Abandono y negligencia: falta de protección y cuidado mínimo por parte de quienes tienen el deber de hacerlo y las condiciones para ello. Existe negligencia cuando los responsables no cubren las necesidades básicas del niño. Abuso sexual: es toda forma de actividad sexual entre un adulto y un niño o niña. Incluye explicación sexual. El último estudio de UNICEF nos muestra los siguientes resultados: En el nivel socioeconómico alto es mucho más frecuente el maltrato psicológico, aunque también los castigan físicamente. En el estrato socioeconómico bajo, los casos de violencia física y grave

NIÑAS Y ADOLESCENTES CON HISTORIA DE ABUSO SEXUAL INFANTIL


RESUMEN

Se realiza un estudio descriptivo en base a 30 casos de niñas-adolescentes con historia de abuso sexual, atendidas en el Servicio de Psicología-Ginecología del Instituto Especializado de Salud del Niño, en el periodo de Enero a Octubre del 2003. Se realiza un estudio en base a frecuencia y porcentaje. Encontramos que el 33.2% de las niñas que son llevadas por sus familiares en busca de ayuda psicológica cuentan con edades comprendidas entre los 3-8 años, el 46.2% son adolescentes tempranas es decir se encuentran entre los 10 y 13 años de edad, y el 19.9% son adolescentes medias de 14 a 17 años de edad.

El 53.7% tenía en su historia un suceso de abuso sexual cometido por una persona de sexo varón que pertenecía a su familia (tío, primo, hermano, abuelo, padre, padrastro) siendo los de mayor frecuencia en esta categoría los cometidos por el primo y el tío (16.7%). El 23.4% tiene en su historia personal un suceso de abuso sexual por parte de personas de sexo varón cercanas al entorno familiar es decir amigos o vecinos. Un 10% de niñas contaba en su historia un suceso de abuso sexual cometido por personas pertenecientes al entorno escolar, 6.7% (2 niñas) por parte de una persona de sexo masculino y un 3-3% (1 niña) por parte de una persona de sexo mujer (auxiliar de nido).

El nivel intelectual de la niña no es un factor a considerar como riesgo debido a que encontramos que en 90% las niñas-adolescentes tenían un nivel intelectual promed

io o superior.

Se concluye que es necesario mejorar los programas de prevención haciendo más participes a los padres, en cuanto el cuidado del menor, independientemente de las campañas de autocuidado infantil




ABUSO SEXUAL INFANTIL

Galdós (1999) señala que es toda acción sexual que una persona adulta, hombre o mujer, impone, sea con engaños, chantajes o fuerza a un niño que no tiene la madurez para saber de lo que se trata, agrega que el abuso sexual incestuoso es cualquier interacción

sexual entre un niño o niña y un adulto con el que se tiene una relación familiar”.

Guerrero (1998) afirma al respecto que se llama así a las conductas se

xuales impuestas a los niños y niñas, por una persona adulta o mayor que busca sentir placer a costa de ellos/as.

Perrone y Nannini (1997) denominan al abuso sexual como una relación de “hechizo” la misma que incluye situaciones en las que un individuo ejerce una influencia exagerada y abusiva sobre otro, sin que éste sea conciente de ello.




CARACTERÍSTICAS

a. El abuso sexual siempre constituye una forma de violencia física o mental, por la cual el adulto se aprovecha tanto de la confianza del niño como de su superioridad, teniendo como consecuencia que el niño/a no comprenda la gravedad del h

echo debido a su inmadurez psicosexual, por lo cual no está en disposición de dar consentimiento o negarse libremente.

b. El abuso sexual no se limita necesariamente a la relación entre hombre y niña, sino que puede extenderse hacia los niños, aunque el primero es el más frecuente.

c. En la mayor parte de los casos, el autor proviene del entorno social del menor y no es un extraño.

d. El abuso sexual generalmente no se produce de manera aislada sino que se prolonga durante años.

e. Los niños perciben de manera instintiva dónde empieza la explotación de su cuerpo.

f. El abuso sexual se produce cuando el adulto se sirve de su autoridad para aprovecharse de la relación de dependencia del niño.




FASES.

Según afirma Galdós (1999) es posible detectar 3 fases principales en el desarrollo del abuso sexual infantil, a saber:

a. Fase de Inicio o “enganche”: Cuando el abusador logra establecer con su víctima un nivel de acercamiento y se asegura que éste no contará a nadie el contacto establecido. En esta fase el niño, dependiendo de la edad que tenga, se encuentra confundido y por lo general no entiende lo que ocurre.

b. Fase de Continuidad: Una vez asegurado el silencio e la víctima, el abusador buscará sinnúmero de ocasiones para estar juntos, aumentando el abuso sexual, pudiendo llegar hasta la penetración. En esta fase dependiendo de la edad del niño es posible que trate de evitar la presencia del abusador, lo cual puede tomarse como un indicador del abuso.

c. Evidencia o Confirmación: Se produce de manera abrupta, y es cuando el abusador es sorprendido o porque la víctima cuenta lo que ha ocurrido. Es la fase de mayor tensión en la familia de la víctima, generalmente reaccionan de manera violenta contra el abusador, pero también es muy frecuente que interroguen de manera incisiva al niño/a, situación que lo/a confunde más acentuándose los sentimientos de culpa.




TIPOS

Es necesario señalar algunas submodalidades del abuso infantil con la finalidad de discriminarlas del abuso sexual en general. Según Saller (1987; cit. por Besten, 1997) es posible discriminar manifestaciones claras y equívocas:

· Relaciones sexuales genitales - orales (cunilinguismo, felación).

· Penetración en el ano del niño con el dedo(s), pene u objetos extraños.

· Penetración en la vagina de la niña con dedo(s), pene u objetos extraños.


Abusos considerados “de menor gravedad” por algunos adultos, pero que asimismo, constituyen una “utilización” del cuerpo infantil para satisfacción de los adultos:

· Tocamiento o manipulación de los genitales del niño.

· Obligar al niño a tocar los genitales del adulto o manipularlos, a menudo bajo la apariencia de “juego”.

· Masturbación en presencia del niño.

· Obligar al niño a masturbarse en presencia del adulto.

· Frotamiento del pene contra el cuerpo del niño.

· Mostrar ilustraciones pornográficas al niño.

· Hacer fotografías pornográficas o películas del/con el niño.


Por último, los siguientes comportamientos se consideran abusos sexuales incipientes:

· El adulto se muestra desnudo delante del niño.

· El adulto le muestra sus genitales al niño.

· El adulto quiere “dar el visto bueno” al cuerpo del niño.

· El adulto observa al niño al desvestirse, bañarse, lavarse, en el aseo; en algunos casos puede ofrecerle su ayuda para ello.

· El adulto besa al niño de forma muy íntima (“beso con lengua”).




INDICADORES

Es posible descubrir que un niño ha sido abusado sexualmente, en especial si es menor de 7 años, cuando su comportamiento no corresponde a su edad ni a las costumbres de la casa, sea porque muestran curiosidad en extremo o porque hacen preguntas o comentarios sobre sexo (no esperables a su edad).

· A nivel Físico: Embarazo, enfermedades de transmisión sexual, irritaciones o malestar en los genitales, aseo constante de los genitales o se niega a hacerlo; dolor al orinar, infecciones genitales frecuentes.

· A nivel Psicológico: Se detecta depresión, pérdida del apetito, disminución del rendimiento escolar, rabia u hostilidad o comportamiento sexual inadecuado a la edad.

· A nivel Comportamental: Puede huir de la casa, presentar conductas regresivas, es decir, comportarse en un nivel de desarrollo anterior al actual.

Cuando se trata de víctimas adolescentes es posible detectar:

· Miedo a estar sola.

· Incapacidad de sostener la mirada.

· Frecuentes peleas y disgustos con miembros de la familia.

· Problemas de memoria.

· Cambios frecuentes y drásticos de humor.

· Preocupación por temas sexuales o actividades sexuales.

· Gestos e intentos de suicidio.

· Desconfianza.

· Abuso de alcohol o drogas




TIPO DE ESTUDIO

El presente es un tipo de estudio descriptivo, en base a 30 NIÑAS Y ADOLESCENTES con historia de Abuso sexual que buscaron ayuda durante los meses de Enero a Octubre del 2003 en el Consultorio de Psicología Ginecológica del Instituto Especializado de Salud del Niño.





RESULTADOS

Encontramos que el 33.2% de las niñas que son llevadas por sus familiares en busca de ayuda psicológica cuentan con edades comprendidas entre los 3-8 años, el 46.2% son adolescentes tempranas es decir se encuentran entre los 10 y 13 años de edad, y el 19.9% son adolescentes medias de 14 a 17 años de edad.

Es decir el rango de edad que se encuentra con mayor frecuencia es el de 10 a 13 años, sin embargo nos llama la atención la frecuencia de niñas entre 3 y 8 años que sufren abuso sexual, lo que nos indica que el riesgo de sufrir abuso sexual no es prerrogativa de una edad, presentándose de forma alarmante en todas las edades. Si bien es menor entre las adolescentes de 14 y 17 años, no significa que suceda menos, pudiéndose atenuar la pedida de ayuda por vergüenza o por una mayor capacidad de defensa por parte de las adolescentes.

Tercer Estudio sobre maltrato Infantil 2006

segun el estudio de la UNICEF del 2006.
Tercer Estudio sobre maltrato Infantil 2006. En su análisis comparativo de la violencia hacia los niños en el espacio familiar, se muestra que no ha habido avances y que las cifras de maltrato infantil permanecen demasiado altas en Chile.

Lo que más me ha impactado del sondeo es que el 75,3 % de los niños y niñas recibe algún tipo de violencia, incluyendo la violencia psicológica, expresada en insultos, burla frente a terceros, encierro, amenaza de golpes o cualquier modalidad de chantaje emocional, situación en aumento durante los últimos años. Se señala que el 53,8 % de niñas y niños recibe algún tipo de violencia física (desde tirar del pelo hasta golpes con objetos o quemar con algo). Cabe preguntarse por qué estos agravios, esta violencia psicológica que desvaloriza la dignidad y humilla al sujeto, se ha incrementado.

Otro aspecto significativo es que la violencia aparece como un problema de todos los niveles socioeconómicos, siendo el estrato alto de la población quien mayor porcentaje tiene en cuanto a violencia psicológica y violencia física leve. Lo más grave es que más de la mitad de los niños, víctimas de violencia grave, lo aprueban.

No es solo un problema social tambien es fisico y sicologuico

Chile suscribe la Convención de Derechos del Niño en 1990 y el Organismo Gubernamental que se hace cargo del tema infantil es el SENAME (Servicio Nacional de Menores), el que depende directamente del Ministerio de Justicia. Así se crea una red de organismos que trabajan con niños maltratados, centrada en los casos moderados y severos, con la misión de representar al menor en tribunales, entre otras tareas. En este contexto, las organizaciones que hoy trabajan en la red SENAME atienden al menor con la perspectiva lógica de buscar justicia como hecho central del proceso de reparación del maltrato: se vulnera un derecho, existe un delito, se investiga, hay un culpable y se sanciona.

Podemos ver que las políticas públicas no se han dirigido al sector salud -como órgano que cuida la salud de la comunidad- para que colabore en estructurar equipos a cargo del menor maltratado, complementando el trabajo judicial. Es necesaria la penalización del hecho pero en este proceso se pueden perder dos objetivos fundamentales: prevenir las interacciones maltratantes y recuperar psicosocialmente a los niños afectados. Hasta aquí parece que los actores principales son del ámbito judicial y policial, enmarcando el tema casi en el ámbito de la seguridad ciudadana. El insuficiente apoyo psicológico se realiza en torno al acto judicial, con escaso seguimiento y con poca certeza de su efectividad.

En esta perspectiva surge la necesidad de recuperar el análisis y definir un mejor ordenamiento en el abordaje de las situaciones de maltrato. El orden de los factores debe considerar primero, el acto de asistencia sanitaria, luego, la protección social y finalmente la asistencia judicial.

Nuestro actuar desde salud debe mantener al niño y su familia como sujetos principales, es decir, su necesidad de protección. Esto requiere mucho más que un sistema de justicia para acreditar lesiones y sancionar responsables. Debemos propender a la desjudicializacion del maltrato infantil y pensar en el niño maltratado como alguien que ha perdido su estado de salud y en riesgo de enfermar, en un desequilibrio bio-psico-social.

Siendo el tratamiento del maltrato un problema biológico, psicológico y social, requiere de equipos multidisciplinarios, con profesionales formados en distintas especialidades y en lo específico que concierne al maltrato. Estos equipos deben ser financiados y deben trabajar en colaboración y por etapas. La diversidad de actores trae consigo la necesidad de confeccionar normas técnicas y procedimientos, al igual que crear formas de seguimiento y de validación de las intervenciones implementadas. Debe haber un sustento científico, de investigación y análisis que asegure el buen uso de los recursos y la eficacia de las intervenciones realizadas.

Además, para el Comité de Maltrato Infantil es central no olvidar el trabajo en los tres niveles de prevención y la planificación de intervenciones destinadas a las distintos grupos de la población infantil, que sufren formas diversas de maltrato, cada una con sus complejidades:

-maltratos graves, que se generan en ambientes psicopáticos y/o con privación socioeconómica, usualmente de niños pequeños, que causan grave daño y que producen conmoción pública.
-abusos sexuales.
-maltratos físicos leves y maltratos psicológicos, que son la inmensa mayoría, y que requieren acciones destinadas a grandes grupos, en temas como la crianza y los estilos de socialización de los hijos.
-maltratos y negligencias en poblaciones vulnerables, como son los hijos de adictos, los niños con enfermedades crónicas y los discapacitados.
-maltratos que pueden producirse en las instituciones públicas que cuidan a los niños o aquellos malos tratos que son producto de acciones públicas.

Es difícil definir qué intervenciones procuran el bienestar del niño y no producen daño. Siempre existe el riesgo de intervenir dañando a la familia que es el principal sustento del niño. Además, en el proceso, se deben incorporar las otras organizaciones sociales, en especial aquellas que tienen alta penetración en la comunidad, como la escuela, los grupos de autoayuda y los centros de menores.

miércoles, 9 de junio de 2010

Chile suscribe la Convención de Derechos del Niño en 1990 y el Organismo Gubernamental que se hace cargo del tema infantil es el SENAME (Servicio Nacional de Menores), el que depende directamente del Ministerio de Justicia. Así se crea una red de organismos que trabajan con niños maltratados, centrada en los casos moderados y severos, con la misión de representar al menor en tribunales, entre otras tareas. En este contexto, las organizaciones que hoy trabajan en la red SENAME atienden al menor con la perspectiva lógica de buscar justicia como hecho central del proceso de reparación del maltrato: se vulnera un derecho, existe un delito, se investiga, hay un culpable y se sanciona.

Podemos ver que las políticas públicas no se han dirigido al sector salud -como órgano que cuida la salud de la comunidad- para que colabore en estructurar equipos a cargo del menor maltratado, complementando el trabajo judicial. Es necesaria la penalización del hecho pero en este proceso se pueden perder dos objetivos fundamentales: prevenir las interacciones maltratantes y recuperar psicosocialmente a los niños afectados. Hasta aquí parece que los actores principales son del ámbito judicial y policial, enmarcando el tema casi en el ámbito de la seguridad ciudadana. El insuficiente apoyo psicológico se realiza en torno al acto judicial, con escaso seguimiento y con poca certeza de su efectividad.

En esta perspectiva surge la necesidad de recuperar el análisis y definir un mejor ordenamiento en el abordaje de las situaciones de maltrato. El orden de los factores debe considerar primero, el acto de asistencia sanitaria, luego, la protección social y finalmente la asistencia judicial.

Nuestro actuar desde salud debe mantener al niño y su familia como sujetos principales, es decir, su necesidad de protección. Esto requiere mucho más que un sistema de justicia para acreditar lesiones y sancionar responsables. Debemos propender a la desjudicializacion del maltrato infantil y pensar en el niño maltratado como alguien que ha perdido su estado de salud y en riesgo de enfermar, en un desequilibrio bio-psico-social.
Siendo el tratamiento del maltrato un problema biológico, psicológico y social, requiere de equipos multidisciplinarios, con profesionales formados en distintas especialidades y en lo específico que concierne al maltrato. Estos equipos deben ser financiados y deben trabajar en colaboración y por etapas. La diversidad de actores trae consigo la necesidad de confeccionar normas técnicas y procedimientos, al igual que crear formas de seguimiento y de validación de las intervenciones implementadas. Debe haber un sustento científico, de investigación y análisis que asegure el buen uso de los recursos y la eficacia de las intervenciones realizadas.

Además, para el Comité de Maltrato Infantil es central no olvidar el trabajo en los tres niveles de prevención y la planificación de intervenciones destinadas a las distintos grupos de la población infantil, que sufren formas diversas de maltrato, cada una con sus complejidades:

-maltratos graves, que se generan en ambientes psicopáticos y/o con privación socioeconómica, usualmente de niños pequeños, que causan grave daño y que producen conmoción pública.
-abusos sexuales.
-maltratos físicos leves y maltratos psicológicos, que son la inmensa mayoría, y que requieren acciones destinadas a grandes grupos, en temas como la crianza y los estilos de socialización de los hijos.
-maltratos y negligencias en poblaciones vulnerables, como son los hijos de adictos, los niños con enfermedades crónicas y los discapacitados.
-maltratos que pueden producirse en las instituciones públicas que cuidan a los niños o aquellos malos tratos que son producto de acciones públicas.

Es difícil definir qué intervenciones procuran el bienestar del niño y no producen daño. Siempre existe el riesgo de intervenir dañando a la familia que es el principal sustento del niño. Además, en el proceso, se deben incorporar las otras organizaciones sociales, en especial aquellas que tienen alta penetración en la comunidad, como la escuela, los grupos de autoayuda y los centros de menores.
http://www.centropsicologos.cl/maltrato_infantil.htm
http://www.sochipe.cl/nueva/html/estetoscopio/5-2/5_2_maltrato.htm